martes, 3 de diciembre de 2013

Pastelerías más famosas en Europa

Paris
En París los hornos huelen a mantequilla y a crema Chantilly… Es difícil seleccionar entre tantos escaparates llenos de delicias dulces. Para muchos,Ladurée (avenue des Champs-Elysées, 75) es la mejor pastelería francesa de París desde 1862, famosa por ser la creadora de los ligeros macarons, ahora tan de moda en todo el mundo. También son los creadores del Saint Honoré Rose Framboise, un pastel con base de hojaldre y glaseado a la rosa que esconde en su interior confitura, y se corona con crema Chantilly, profiteroles a la fresa y frambuesas naturales, este pastel ha tenido también su momento de gloria cinematográfica porque aparece en la película sobre María Antonieta de Sofia Coppola.
Otro de los clásicos en París, también famoso por sus macarons es Pierre Hermé (rue Vaugirard, 185) con cola asegurada en la que hay, por igual, parisinos y turistas. En sus vitrinas, sin embargo, hay mucho más que macarons: tartas, chocolate, turrón, mermelada petits fours… En marzo organiza el Día del macaron para fanáticos de este dulce.
En St. German (rue du Bac, 93) encontraremos el tercero de los extraordinarios pasteleros parisinos, el gran Philippe Conticini, que expone en su Pâtisserie des Rêves sus magníficas creaciones bajo campanas de cristal. Cada mes elabora una tarta de frutas diferente: de plátano en enero, de almendras en marzo, de higos morados y membrillo en noviembre… un calendario dulce y fantástico.
Lisboa
En Lisboa las pastelarías son templos consagrados a tentadores pasteles, y en particular a los pasteis de nata, en Portugal es imposible hacer dieta, sobre todo en la obligatoria visita a la famosa Antiga Confeitaria de Belém (rua de Belém, 84-92) que lleva desde 1837 sirviendo los más famosos pasteis: unos nidos dorados de hojaldre calentitos, rellenos de crema pastelera y espolvoreados con canela y azúcar glas. Dicen que cada domingo venden más de 50.000 de estos pasteles.
Otra opción es la Confeitaria Nacional, en la praça da Figueira, todo un clásico para golosos, que desde 1829 seduce a sus clientes con bicas (cafés) bien cargados, macarons y pastéis de nata.
Londres Aunque son famosos por su gastronomía, en cuestión de dulces nadie puede cuestionar su larga tradición: scones, tortas llenas de merengue y cremas. Recomendamos una visita a los dos grandes templos del gourmet: el clasiquísimo Fortnum & Mason (en Piccadilly, 181), con tres siglos de tradición vendiendo sus famosos tés exóticos y mermeladas y el Food Hall de Harrods, donde encontrarán lo mejor de lo mejor en cuestión de comida y por supuesto de pasteles y dulces de todo tipo.
Otra pastelería exquisita es Bea’s of Bloomsbury (Theobald’s Road, 44). Especializada en cupcakes, brownies, grandes merengues crujientes, dulces típicos de Navidad o panecillos de Pascua. Hay que hacer una parada en Konditor & Cook de Cornwall Road, la elegante pastelería donde podrán probar unos maravillosos pasteles de lavanda y naranja, limón y almendras o merengues de frambuesa gigante. Si preferimos la pastelería francesa, Patisserie Valerie, en Bishop Square, está considerada por muchos como la mejor pastelería de Londres. Su espejo de chocolate (una tarta de mousse de chocolate belga) es muy conocida.
Florencia
El famoso Café Gilli (piazza della Repubblica) de Florencia es si el café histórico más famoso de la ciudad, en pleno centro, que lleva sirviendo deliciosos pasteles, chocolates, tartaletas de frutas y millefoglie (milhojas de hojaldre) desde 1733.
Budapest
Budapest es famosa por dulces como los kurtoskalacs (una especie de cilindro de pasta con diferentes sabores y rellenos) o la versión húngara del strudel alemán. Para probar la mejor repostería podemos ir a la pastelería Gerbaud (Vörösmarty tér ), la más famosa de Hungría y parada obligada para los visitantes de Budapest.
Otra visita dulce y obligada, esta vez en lo alto de la Colina del Castillo de Buda, es el Ruszwurm Cukraszda, un diminuto café de 1827 perfecto parar probar tartas y cafés. 

Viena
Es imposible no mencionar en este dulce viaje por Europa una de los pasteles más famosos del mundo: la Sachertorte vienesa. Uno de cada dos turistas que visita la ciudad pasa por el Café Sacher y compra este famoso pastel de chocolate con mermelada de albaricoque que en su día deleitó al emperador Francisco José. Aunque Sacher no es el más auténtico de los cafés, a los turistas les encanta por su lujoso mobiliario, su ejército de camareros y su aire de nobleza. Los que no puedan esperar, pueden probarla allí mismo. El resto, puede comprarla en su magnífica caja de madera, lista para levársela a casa.
La competencia es la Confitería Demel, en una de las entradas del Hofburg, donde vende una exquisita Créme-Schnitte y un magnífico Apfelstrudel (hojaldre con manzana) y un montón de dulces que se pueden ver cómo se elaboran tras una cristalera. 
Ámsterdam
En Ámsterdam hay pastelerías históricas más bonitas y con pasteles más refinados, pero solo la humilde Lanksroon tiene un memorable stroopwafel –crujiente, grande como un plato mediano y cubierto de caramelo, miel o una engañosamente saludable pasta de higos-. En invierno, los residentes acuden en busca de las galletas con especias y otros dulces de temporada, y en verano hay helado con grandes trozos de nueces o volutas de frutas.
Otra dulce propuesta es la de Bakkerij Annee, en el cinturón occidental. donde es obligado probar la tarta de manzana de la casa; jugosa, divina y totalmente adictiva. .
Bruselas
Aquí las pastelerías están protagonizadas por el famoso chocolate belga, que cuenta con “boutiques” dedicadas sólo a él. Hay que conocer a Pierre Marcolini, tiene bombones con deliciosos rellenos de tés exóticos y novedades como los extravagantes huevos de pascua con orejas de conejo. Las cajas negras de diseño son el complemento perfecto para regalar estos bombones (que son los más selectos pero también los más caros de Bélgica).
Si extendemos la visita a Brujas o a Amberes, podemos acercarnos a uno de sus más de 50 chocolateros, Chocolate Line, uno de los cinco que lo continúan fabricando artesanalmente y en el mismo establecimiento. Es la más bonita y la mejor. Entre los sabores experimentales están el bombón de Coca-Cola amarga y el de olivas negras, tomate y albahaca; también se venden botes de pintura corporal de chocolate (con pincel incluido). Aquí se inventaron el chocolate “para esnifar” que crearon para los Rolling Stone.

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